lunes, 28 de diciembre de 2020

46 y a seguir

Cuarenta y seis y ya no tan serenos... Un año que se es más consciente de estar más desgastado en lo físico, los dolores ya se intuyen en cada gemido que precede a cualquier movimiento, alguno más doloroso que otro, pero venditos para hacerme ver que aún estoy aquí y me hace saber aún tengo sentimientos.
Pues es el año que he vuelto a hundirme en el trabajo, con un ánimo de premio personal que parece que se hace esperar... aunque por otro lado, hacer salir de mi cabeza los dolores que tengo en el alma, de ver a mis semejantes hacerse mayores o padecer por cosas que no están al alcance de mi persona el sanar, haciéndolo sentir impotente, más de lo que era e inútil  más de lo que quisiera.
Un año que por circunstancias o puntualizaciones no puedo ó he podido expresarme con amplitud de palabra, para hacer salir mis penas a nadar y que sane mis pesares.
Un año aciago para todos en cuanto a pandemia pero que ya nos golpeó a la familia al poco de empezas , sin habernos recuperado del año anterior aún. 
Un año que hemos tenido que tomar muchas decisiones individuales o consensuadas con las personas que amamos aunque a veces no lo exterioricemos.
Pese a todo, tengo que agradecer a los que están a mi lado el aguarme o el darme fuerza con su ejemplo de fortaleza, el cual siempre he tenido.
De fidelidad de ver quenla familia hace piña cuando se necesita.
De dulzura cual almohada, para que mis golpes sean menos dolorosos.
De madurez, para poder cuidarlos a mi sentido, aunque muchas veces no parezca el correcto, más ahora los tengo algo separados pero siempre estoy con ellos.
De confianza en hacer un buen trabajo en mi oficio, aunque ello tenga el premio de más responsabilidad. 
De amistad distante por lo que sucede, pero que nunca me olvidan en momentos de recordar o brindar.
Un año, repito, aciago para todos, pero un año que ha pasado en mi vida que nunca podré sacar de mis entrañas, ya cuarenta y seis y ya no tan serenos...