jueves, 21 de enero de 2021

HUELLAS EN LA NIEVE

Las huellas que se deja la nieve, como un sistema de seguridad natural que te "copia" quién ha pasado en ciertas horas... precisa la nevada de hace dos semanas, que en el caliente de mi hogar, vi cómo caía y cuajaba, llenando de belleza todo lo que incumbia a la vista diaria, me recordó la última escena de " que bello es vivir",cuando George bailley corría a su humilde hogar dando gracias por estar vivo, a reencontrarse con su familia.
Quiero resaltar en esta parte del escrito eso, lo bonito que vistió nuestro Madrid  en excepcional estampa, aunque en otros lares del país la vean de más contínuo y sobre todo con una mención a la ineptitud y poca previsión de mandatarios, y los trastornos de movilidad que trajo esto.
Como digo, resalto lo bonito que estaba todo, y como en sitios poco transitados de vista menos urbana, se veía las huellas en días sucesivos de seres invisibles por lo general, huellas de conejitos por decenas, de un perro salvaje que entra en mi fábrica en altas horas , con su sombre negra y sus patas de puño cerrado, patitas de algún corvido escarbando algo de carroña, o alguna marca de ganado y pastor, que le dan encanto a la estampa ya comentada.
Ahora empezaré con las marcas más "humanas", que como buen misántropo,  no quiere decir nada  bueno para este "ser".
Todo parece bonito , las miles de huellas que van por pasos y crean camino al andar como rezaba Miguel Hernández,  los juegos de los niños, los muñecos, los trineos improvisados, todo recordandonos a las navidades que nos infiltra  en las peliculas americanas en esa estación.
Pero la nieve, va derritiéndose y empezamos a ver la verdadera esencia de quien somos, lo primero nieve blanca con manchurrones amarillos de orines de perros de dos patas y de cuatro también, en conjunción con sus regalos en forma de excremento, que no se que ley no escrita, dice que  si hay nieve,  te exime de recoger ese "asqueroso" presente.
Y según se van viendo ya grises de asfalto húmedo o helado, miles de colillas de cigarro, de envoltorios de cualquier peladilla, se alzan a la vista, y como basuras , no solo en montañas se agolpan en co tenedores, en cualquier esquina te encuentras bolsas rotas, cajas de comida rápida o de reparto de esas grandes empresas que te llevan todo a casa y destrozan el pequeño comercio...
En definitiva , lo guarros que somos, lo poco solidarios que nos volvemos, cuando algo nos mantiene confinados dos días seguidos. 
Cuando creemos algo apocalíptico y nos  creemos que la individualidad es el remedio a todo, con el anonimato que nos da la desolación en el exterior.
Es una pena que un paisaje precioso se convierta en una calle llena de mierda sobrante, de orines y extrementos.
Que grande es el ser humano cuando ejerce de animal humano

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